sábado, 12 de julio de 2008

Cómo dejamos los cubos

Llegó un momento en que decidimos que esta situación había que cambiarla porque estaba constantemente pensando en sus cubos, era realmente complicado, él sabía donde los guardábamos y aunque los cambiaramos de sitio entraban en su rutina diaria y no tenerlos le suponía demasiada ansiedad. Así que aprovechamos unas vacaciones para quitárselos, Miguel ya tenía 5 años, nos íbamos 15 días. Era un hotel que él no conocía con lo que no había rutinas establecidas, ni lugares en donde buscar los cubos, así que aprovechamos la situación, de hecho es un recurso que hemos aprovechado en más ocasiones, con un cambio de entorno importante, puedes aprovechar para implantar nuevas rutinas o desechar las viejas. Los cubos se vinieron en la maleta, aunque estábamos decididos a no usarlos. Los primeros días estaba ansioso, sobre todo si íbamos a un parque y había arena, hacía los trasvases con sus manos pero no era lo mismo, no le gustaba tanto. Cuando venía llorando y cogiéndonos, hacíamos como que no le entendíamos, esto fue lo más dificil, pero al final no le quedó otra opción que asumirlo. Cuando regresamos a casa los mantuve escondidos, pero al poco tiempo los encontró, nuestra sorpresa fue que los usó un ratito y se cansó, los dejó en el suelo sin importarle lo más mínimo. Actualmente sigue teniendo cierta fascinación por los trasvases pero en absoluto le domina, ni lo absorbe como antes, si vamos a la playa y coge los cubos con la arena, juega un poco y le digo, Miguel vamos a pasear, los deja rápidamente para dar un paseo, y si nos oye hablando de cualquier cosa, mientras cambia la arena de cubo está atento a todo, si aparece la palabra cole, para los cubos, nos mira y dice "no hay cole". Con lo que ahora me lo tomo como un juego que le gusta, que no le obsesiona, y creo que debo respetar sus gustos, además me gusta que tome pequeñas decisiones que fomentan su autodeterminación.
Como conclusión creo que es importante reconocer que cada vez que me planteaba que había que quitarle la obsesión por los cubos, se me hacía una montaña, lo veía deficilísimo, sin embargo una vez más Miguel nos demostró que es capaz de muchas cosas, sólo hay que propiciar las situaciones adecuadas para que él comprenda mejor.

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